Entradas

Mostrando entradas de 2015

IDEALIZAR

Imagen
Te vi, ojeando tranquilamente las páginas de un libro. La tenue luz del día nublado dificultaba la lectura que intentabas llevar a través de los cristales de tus lentes. Mirabas el reloj cada dos segundos. Tal vez calculando el tiempo que te faltaba para llegar a destino, los minutos que te quedaban de hipnotizante lectura o (quizás) descifrando una tardanza inminente que te crispaba los nervios. Me perdí en cómo tu figura llena de luz y color contrastaba con la tétrica penumbra que reinaba en el exterior. Nos encontrábamos en el típico momento que antecede a la tormenta. La oscuridad previa a una predecible precipitación que se da en un día de agotador calor y asfixiante humedad. En fin, mirando(te) desde el otro colectivo, en ese minuto eterno del semáforo en rojo, pude apreciar muchas cosas. Casi las mismas que puede notar un francotirador apostado en el techo inestable de lo que fue una humilde casa situada sobre un territorio en guerra. La ridiculez usual de mis pensamien

CONFUSION

Imagen
La tenue luz lunar iluminaba de forma escasa la solitaria calle. Solitaria como el frágil ente que deambulaba alrededor. Sin alma, el autómata recorría el pavimento casi a rastras. Era imposible descifrar cómo se mantenía en pie, pero lo hacía y de esa forma, provocaba lástima a los sauces que ya no lloraban por ellos sino por la desolada criatura que casualmente pasaba por su lado. En fin, faltaban horas para el alba y el deprimente ser, casi inexistente, seguía marchitando todo aquello que se encontraba a su paso. El viento, con furia, levantó viles ráfagas para derrumbar a ese extraño conjunto de vísceras, pero no pudo, parecía de plomo. La lluvia, en un considerable diluvio, intentó sumar fuerzas para terminar con la ridícula existencia de ese penoso cuerpo. Los rayos, electrificaron el agua que comenzaba a acumularse, pero aun así, esa criatura, continuaba su camino a contra viento, bajo el electrizante diluvio, entre los autos que chillaban con sus alarmas intermitentes,

TRAGEDIA NOCTURNA

Imagen
        Pensaba en vos mientras observaba el oscuro paisaje a través de la ventana. El pacífico ruido del mar llegaba hasta mis oídos, una marea invisible tapada por la alunar noche. El horizonte era indistinguible en esa negrura nocturna y tanto mar como cielo se unían en el invisible panorama. El “destino” me había traído hasta acá o vos, o yo, no sé. Mi opinión sobre el tema sigue indefinida como el horizonte y como mis sentimientos (o como los tuyos). Nunca sé nada, la indecisión me nubla como la densa bruma que copa las calles los fríos días de invierno a las seis de la mañana. Difusa, me encuentro en la habitación de un humilde hostal cuya herrumbrosa cama rechina ante el mínimo movimiento. Divago, los pensamientos se agolpan en mi cabeza y se esparcen como el vapor de la ducha cuya agua está a punto de hervir cada centímetro de mi piel. No sé quién soy, no sé qué hago acá y por más que lo intente mi mente se ocupa de no ocuparse. A veces pienso que el desinterés me inv

INSIGNIFICANCIA UNIVERSAL

Imagen
Si te lo digo es así y no me interesa tu opinión sentimental. Tu mirada compasiva y ese innecesario espíritu combativo no sirven conmigo o con vos, porque todos somos uno aunque seamos tan distintos. Una unidad con engranajes diferentes que se encargan de funcionar en perfecta sincronía, pero aunque sea de esta manera no me siento parte de ellos. Ellos se dedican a servirme a mí y no, no me acuses de soberbia porque bien sabés que tengo razón. Tus ojos buscando redención no me conmueven, porque lo que digo es lo que realmente te sirve cuando tus impulsos te poseen y tu cuerpo se bambolea sin control ni dirección. No me creas, mirá para otro lado si querés o si quiero. Sí, si quiero. Soy así con todos y todos tienen la misma actitud estúpida y renuente. Ridícula, mirame cuando te hablo. ¿Quién pensas que nombró todo lo que conocés?, ¿quién te pensas que logró todo lo que hoy está a tu alcance? Salí, cuando te des cuenta me vas a necesitar. Aunque no lo creas yo decidí ser quie

LAPSO

Imagen
Doy vueltas en todo momento, ni un descanso, nada. El alborotado cabello me cae sobre la frente, paso la mano rápidamente sobre los asimétricos mechones y luego por mis ojos que tienen las ojeras más grandes que podés imaginar. Nunca paro, nunca. La barba de días es habitual, al igual que la ropa desarreglada y la taza de café en mano. Si hablamos de la delgadez puedo decir que tampoco me alimento seguido, ¿puedo ir más lento? Sí, pero eso está en vos, todo es relativo la verdad. Qué frase de mierda. Por ahí me río de lo que digo aunque es probable que ya sea por cansancio. Quiero acostarme a tu lado pero veo que salís corriendo… llegas tarde al trabajo. Saco un ibuprofeno del bolsillo con parsimonia aunque lo tomo a las corridas. Me causa gracia la contraposición de estas acciones. Te iba a seguir aunque me parece (no, estoy seguro) de que ya perdiste el tren. Es ridículo que corras pero por lo menos lo intentas. Tiene sentido. Salgo corriendo hacia la estación, subo los cu

VORÁGINE

Imagen
Vorágine nombre femenino 1 . Remolino de gran fuerza e intensidad que se forma en el mar u otra extensión de agua por la acción del viento o las corrientes. 2 . Mezcla de sentimientos muy intensos que se manifiestan de forma desenfrenada. Abrí los ojos con dificultad ante el manto blanquecino que cubría el cielo, el movimiento allí arriba era casi imperceptible. Qué mentira. Uno imaginaba que podía tirarse en ese paraíso de nubes esponjosas y rebotaría cual resorte sobre esos trozos inmensos de algodón y no, solo eran partículas finas de agua suspendidas en la atmósfera que te dejarían caer sin dificultad. Al parecer, el mundo no está pensando para ser como lo vemos, el cerebro siempre lo interpretará a su manera. Bastante resignada comencé a mover los brazos por el césped sobre el que me encontraba, para así sentir el inexplicable placer de ese pequeño hormigueo en las yemas de los dedos. El estar en contacto con la tierra y percibirla con cada uno de los sentidos

LOCURA ABISMAL

Imagen
Observé el suelo con indignación. La tierra comenzaba a ensuciar los zapatos que me costó tanto limpiar. El estar tan cerca del abismo y con los pies apoyados sobre el frágil saliente hizo que notara cómo caían las pequeñas rocas en ese precipicio. No tenía fondo (o eso parecía) y la inmensidad se veía negra, tan oscura como las alas de un cuervo. Parecía infinito, por lo que no quise imaginar cómo sería una caída a tan larga distancia. Pensé en una muerte aérea: tantos serían los minutos en el aire antes de llegar al suelo que no sentirías el duro impacto y los huesos quebrándose, haciendo bailar al cuerpo en una danza rota e inarticulada. Te vi del otro lado, el trecho que nos separaba me hizo extrañarte. Tu esencia, tu aroma, el inmaculado tacto de las yemas de tus dedos sobre mi espalda. Me estremecí, cerré los ojos y suspiré casi resignada, parecía imposible de cruzar. Los cien metros de longitud y el vacío incalculable, hicieron que recuerde que lo único que necesita