LAPSO



Doy vueltas en todo momento, ni un descanso, nada. El alborotado cabello me cae sobre la frente, paso la mano rápidamente sobre los asimétricos mechones y luego por mis ojos que tienen las ojeras más grandes que podés imaginar. Nunca paro, nunca. La barba de días es habitual, al igual que la ropa desarreglada y la taza de café en mano. Si hablamos de la delgadez puedo decir que tampoco me alimento seguido, ¿puedo ir más lento? Sí, pero eso está en vos, todo es relativo la verdad. Qué frase de mierda. Por ahí me río de lo que digo aunque es probable que ya sea por cansancio. Quiero acostarme a tu lado pero veo que salís corriendo… llegas tarde al trabajo. Saco un ibuprofeno del bolsillo con parsimonia aunque lo tomo a las corridas. Me causa gracia la contraposición de estas acciones. Te iba a seguir aunque me parece (no, estoy seguro) de que ya perdiste el tren. Es ridículo que corras pero por lo menos lo intentas. Tiene sentido.

Salgo corriendo hacia la estación, subo los cuatro peldaños y te veo allí estática, impaciente, expectante. No hay mucha gente y es obvio, todos se levantaron a la hora que correspondía. Me río internamente, no me culpes. Sé que en tu interior me maldecís y millones de insultos van a convertir tu lengua en bífida. Calmate, el problema es más tuyo que mío. Miras el reloj, me miras a mí y no sé qué decirte. Me quiero reír nuevamente, pero de por sí ya me odias un poco. No todo puede ser como vos querés, no podés cambiar lo establecido, no podés cambiarme. No te puedo dar lo que necesitas ni aunque quisiera. Me das ternura, refunfuñando como hacen todos, ¿quién te mandó a quedarte hasta tarde? Ya sé que por ahí me tenés encima, pero bueno, todo no se puede. Es sabido que a esas horas necesito que todo sea más veloz, parece que me vuelvo ágil y corro más rápido. Capaz que no te diste cuenta, pero yo también intento dormir. No juegues con fuego, no juegues a condenarme. La que bosteza sos vos y recuerdo que la larga noche nos desbordó a ambos.

Ya no todo es como ayer, ¿no? Es interesante cómo cambian las cosas de un día para otro, en minutos o fracciones de segundo. Segundos, segundos. Emulo el sonido del reloj tamborileando mis dedos sobre el asiento. Creo que ya es una costumbre bastante irónica; tic, toc, tic, toc. Ya estoy grande para estas cosas, aunque no sé, ya no me mido a mí mismo, se lo dejo a los demás. A través de los años te das cuenta de que uno no puede preocuparse por todo. Ser eterno aburre, vos porque por lo menos hacés algo distinto cada día, elegís. Mi vida se basa en ver cómo la tuya transcurre a través de mí o lo que vos crees de mí. Resulta bastante extraño pensar en si la concepción que los humanos tienen de mi ''persona'' coincide con la mía. Bueno, no sé, a ustedes les gusta eso de establecer cuánto dura todo, usarme para ubicarse en el espacio, mirar un reloj y saber dónde tienen que estar o qué es lo que deben o no hacer. Si me perdieron o aprovecharon. A veces pienso que son estúpidos, pero lo entiendo, en algo tienen que ocupar sus míseras vidas. Es triste pensar que necesitan de algo que no saben si siquiera existe para saber qué hacer, no son nada.

Tu susurro llega a mi oído, ‘’tiempo de mierda, ¿por qué vas tan rápido?’’. Quiero acariciarte el cabello y decirte que no es mi culpa, bah, en realidad sí. Hablarte se me hace medio imposible, así que me quedo con tomarte de la muñeca, escuchar tus insultos por lo bajo y correr con vos.

Comentarios

Entradas populares de este blog

CONFUSION

LA DOLEUR EXQUISE

LOCURA ABISMAL